jueves, 24 de julio de 2008

Portada Boletin Dominical 27 de Julio de 2008


Primera lectura: Reyes: 3, 5. 7-12
Salmo 118: “¡Cuanto amo tu voluntad, Señor!”
Segunda Lectura: Romanos 8, 28-30
Evangelio: San Mateo 13, 44-52

Hemos encontrado un Tesoro

Por tercera semana consecutiva leemos el capítulo de las parábolas. Si el domingo pasado decía Jesús que hay que adoptar la paciencia del Sembrador y no arrancar la cizaña hasta la siega, hoy nos dice que el Reino se parece a un tesoro, al único tesoro por el que hay que darlo todo.

“El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo cuanto tiene y compra aquel campo”. Fijémonos en este primer detalle: lleno de alegría, va a vender cuanto tiene y compra aquel campo. El Reino es el regalo más increíble del amor del Padre, es lo único que puede darnos la verdadera alegría, la alegría que vale más que la vida.

Si probásemos el amor del Padre: el amor de Dios, que se nos da en Jesús, y el amor de Jesús que nos ama hasta dar su vida por nosotros, llenos de alegría lo pregonaríamos a todos los vientos. Llenos de alegría sabríamos lo que significa esta pequeña parábola, porque habríamos encontrado el tesoro escondido, y, entonces, lo daríamos todo para que nada ni nadie pudiera apartarnos del amor del Padre manifestado en Cristo Jesús.
Llevamos siglos queriendo mejorar el mundo y cada día tenemos más y mejores cosas, pero, por desgracia, también tenemos menos alegría. Dostoiesky dice en Los hermanos Karamazov: “Amigos míos, no pidáis a Dios el dinero, el triunfo o el poder, pedidle lo único importante: la alegría”.

Pero para tener alegría, antes hay que encontrar lo que la sostenga. Y solo Dios y su Reino pueden sostener la verdadera alegría. Santa Teresa, que sabía de esto, escribió unas palabras que llevaba en su breviario para tenerlas siempre ante los ojos:

“Nada te turbe Nada te espante,
Todo se pasa, Dios no se muda,
La paciencia todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene nada le falta:
Sólo Dios basta”.

Sólo Él, porque Él es la causa de nuestra alegría.

No hay comentarios: