jueves, 24 de julio de 2008

Evangelio Domingo 13 de Julio de 2008


Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 13, 1-23

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas.

Les decía: “salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte de la semilla cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotaron en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se marchitaron y por falta de raíz se secaron. Otras cayeron entre espinos, que crecieron y las ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio fruto: unas, ciento; otras, sesenta; otras, treinta. ¡El que tenga oídos que oiga!”

Se le acercaron los discípulos y le preguntaron: “¿Por qué les hablas en parábolas?” . Él les contestó:“A ustedes se les ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender.

Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: “Oirán con los oídos sin entender; mirarán con los ojos sin ver; porque está endurecido el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos; ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure”.¡Dichosos ustedes porque sus ojos ven y sus oídos oyen! Yo les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ven ustedes y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron.

Escuchen, pues, lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.

Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe.

Lo sembrado entre espinos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno”.
Palabra del Señor
COMENTARIO:

Iniciamos la lectura del capitulo conocido como discurso en parábolas. ¿Pero qué es una parábola? Dicen los estudiosos que una parábola es una imagen en movimiento, que encierra una verdad más alta y sublime. ¿Por qué utilizaría Jesús este lenguaje? He aquí algunas razones:

1ª.- Porque existe analogía entre el cuerpo y el espíritu, es decir, podemos explicar las cosas espirituales mediante realidades materiales. La imagen de una montaña nos sirve para hablar de la ascensión intelectual de una persona.

2ª.- Porque se da alguna relación entre la historia y el misterio del Reino de Dios. El profeta Ezequiel compara una historia de beduinos: la de una niña huérfana, abandonada en el desierto, que es recogida, vestida y adornada con collares (Ez16), con el comportamiento de Dios con su pueblo.

3ª.- Porque si Dios se comunica con el hombre, los hechos de Dios se pueden narrar. La misericordia de Dios la describe Jesús con la parábola del hijo pródigo.

4ª.- Porque la historia del mundo y el Reino de Dios, al no ser dos realidades iguales, se pueden comparar. Y así, la parábola del sembrador que arroja su grano en la tierra buena o entre zarzas, nos está diciendo que Dios actúa de forma distinta a la nuestra, que el amor del Padre es tan grande, tan gratuito, que no hace distinción al regalar su don y, por eso, arroja su semilla en toda clase de tierra.

5ª.- Jesús habla en parábolas porque él es el Mediador, Dios y hombre, y por eso conoce perfectamente el Misterio de Dios y el corazón humano. Más aún, Jesús no sólo anuncia la salvación, sino que su mismo lenguaje se hace salvador y, por ello, emplea las parábolas.

Y es que las parábolas utilizan un lenguaje que lleva al asombro. Un lenguaje que se hace ternura y acogida. Un lenguaje sin prisas, al que interesa más atraer que enseñarlo todo de golpe. Un lenguaje que abre a los oyentes a nuevas preguntas y los invita a descubrir la profundidad de lo que enseña.

Por todo ello, la parábola de hoy nos dice que la semilla ha caído en nuestro corazón y que nosotros podemos ser tierra llena de pedruscos, falta de humedad, vereda al borde del campo o quizá tierra buena.

Realmente ¿qué clase de terreno somos? ¿Qué respuesta damos a la Palabra del Señor?


"SALIÓ EL SEMBRADOR A SEMBRAR"

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