miércoles, 23 de julio de 2008

Evangelio Domingo 22 de Junio de 2008


Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 10, 26-33

En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles:“No tengan miedo a los hombres, porque no hay nada secreto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche díganlo ustedes en pleno día, y lo que escuchen al oído pregónenlo desde la azotea.

No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, teman más bien al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unas moneditas? Y, sin embargo, ni uno de ellos cae al suelo sin que el Padre de ustedes lo disponga. En cuanto a ustedes hasta los cabellos de la cabeza él los tiene contados. Por eso, no tengan miedo; no hay comparación entre ustedes y los gorriones.

Si uno se pone de mi parte ante los problemas, yo también me pondré de su parte delante de mi Padre que está en el cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en el cielo”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO:

La Palabra de Dios nos coloca hoy ante tres situaciones: la del profeta Jeremías, perseguido por ser fiel a su misión; la de los destinatarios del Evangelio de Mateo, él escribe cuando los seguidores de Jesús pueden jugarse el destierro y la misma vida; y nuestra situación: nosotros también podemos pasar por crisis de confianza y por situaciones en las que no esté bien vista nuestra fe.

Ante esta triple situación el evangelio anuncia que nada se escapa a la mirada de Dios, ni siquiera la suerte de los gorriones. A nosotros, Jesús no sólo quiere infundirnos confianza sino que nos pide valentía, quiere que nos declaremos transmisores de la fe: “Lo que os digo al oído, pregonadlo desde las azoteas”.

Pero hoy, para superar las situaciones adversas y transmitir la fe, hay que hacerlo con amor, humor y razones.

SANTO TOMÁS MORO

A mí me atrae la figura de un santo que supo transmitir la fe con esa sabiduría y valor: Santo Tomás Moro. Tomás Moro, Gran Caniller de Inglaterra y amigo personal del Rey Enrique VIII, por fidelidad a su fe tuvo que oponerse al nuevo matrimonio que quería contraer el monarca y a la pretensión de convertirse en la cabeza visible de la Iglesia en Inglaterra. Esta postura le llevó a la prisión y al cadalso. Y él no renunció a su fe, sino que dio testimonio de ella con paz y humor.

Tomás Moro escribió una bella oración que yo rezo de vez en cuando: “Señor, dame una buena digestión y, naturalmente, algo que digerir. Dame la salud del cuerpo, con la inteligencia necesaria para mantenerla lo mejor posible. Dame un alma santa, que tenga ante los ojos lo que es bueno y puro, para que no tenga temor a la vista de mis pecados, sino que encuentre los medios para poner en orden mis cosas. Dame un alma que esté lejos del aburrimiento, que no conozca las murmuraciones, los suspiros y las quejas. Y haz que no dé demasiada importancia a eso que se pavonea y se llama mi yo.Dame, Señor, el sentido del humor, la gracia de entender un chiste, para que tenga un poco de dicha en la vida y la comparta con los demás.”

No tengáis miedo, dice el Señor, lo que os digo al oído, pregonadlo


“No temáis, no tengáis miedo”

No hay comentarios: