viernes, 18 de abril de 2008

Portada Boletín Dominical 20 de Abril de 2008

Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 6,1-7
Salmo Nº 32: "El Señor es compasivo y misericordioso"
Segunda Lectura: 1 Pedro 2,4-9
Evangelio: San Juan 14,1-12

YO SOY EL CAMINO Y LA VERDAD Y LA VIDA

Jesús invita a los suyos a no inquietarse ni ante los trágicos eventos de la pasión y de la cruz, que son un signo del rechazo del mundo, ni ante las pruebas a las cuales serán sometidos a los largo de la historia: “Que no tiemble vuestro corazón; crean en Dios y crean también en mí”.
Aunque Jesús desaparece físicamente, en realidad siempre estará con ellos después de la resurrección, volverá a ellos y finalmente los llevará consigo cuando llegue el momento. La imagen de “la casa de mi Padre” donde “hay muchas estancias”, era popular en los ambientes religiosos judíos del tiempo de Jesús. Es una expresión simbólica para referirse a Dios como destino final de la humanidad.

Ante la perplejidad de Tomás, Jesús declara: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Jesús es el camino porque es la verdad y la vida. Jesús es el camino porque es la verdad, es decir la revelación personal del Padre a los hombres. A través de la adhesión a Jesús-camino y de la comunión con Jesús-verdad se alcanza la vida, que el posee en sí mismo, como el Padre (Jn 5,26), y que da en abundancia (Jn 10,10).

Todo se resume en las palabras que Jesús dirige a Felipe y que se refieren a la comunión y a la mutua inmanencia existente entre Jesús y el Padre: “Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí”. En Jesús, el Hijo visible, el creyente puede ver al Padre invisible, porque el Padre habita en él y obra por medio de él.
El texto termina con una alusión a las obras realizadas por Jesús y las que harán en el futuro los discípulos. La comunidad está llamada a continuar la obra de Jesús después de la resurrección. Las “obras mayores” de las que habla son la continuación de la obra salvadora de Jesús en la Iglesia.

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