domingo, 4 de mayo de 2008

Portada Boletin Dominical 04 de Mayo de 2008



Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 1, 1-11
Salmo Nº 46: “Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas”
Segunda Lectura: Efesios 1, 17-23
Evangelio: San Mateo 28, 16-20

SE ME HA DADO PLENO PODER EN EL CIELO Y EN LA TIERRA

La aparición Pascual en Galilea está estructurada en tres partes: la presentación de Cristo, la misión de los discípulos y la promesa de la presencia del Señor hasta el final de los tiempos.
1.La presentación de Jesús.
Se declara el señorío absoluto de Jesús sobre el cielo y la tierra: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra”. Jesús resucitado es Señor de cielo y tierra, con el poder Mesiánico para transformar la historia humana y llevarla a la plenitud de Dios. Delante de Jesús los discípulos se postran en humilde adoración, como habían hecho antes las mujeres el día de pascua.
Mateo agrega un detalle significativo: “pero algunos vacilaban”. La fe pascual de los discípulos no está exenta de la duda, un riesgo que acompañará también la fe de la comunidad cristiana en la historia.
2.La Misión.
Jesús ordena a los discípulos: “Vayan, pues, y hagan discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado”. Los verbos utilizados son significativos: “ir” sugiere el dinamismo de la vida cristiana y de la misión que debe caracterizar al discípulo de Jesús; “hacer discípulos” indica el testimonio en palabras y obras que constituyen la evangelización; “bautizar” evoca el signo por el que los hombres se configuran con Cristo Resucitado y, en cierto modo, la actividad sacramental de la comunidad; “guardar” indica la repuesta del creyente a la palabra del Evangelio.
3.La presencia de Jesús.
Es la última palabra de Jesús en el evangelio de Mateo: “Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”. En el antiguo testamento, la frase: “yo estaré contigo”, o “yo estaré con ustedes”, expresa la garantía de la presencia salvadora y activa de Dios. Jesús constituido Señor universal mediante la resurrección, lleva a plenitud esta presencia salvadora de Dios. El es el “Emmanuel”, “el Dios-con-nosotros”. La presencia de Jesús no esta ahora limitada por el espacio y el tiempo. Los discípulos realizan la misión universal de Jesús bajo el signo de su presencia.

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