jueves, 20 de marzo de 2008

Evangelio Domingo 23 de Marzo de 2008

Domingo de Resurrección Juan 20, 1-9

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no había entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos
Palabra del Señor

Comentario:

María Magdalena y la otra María han ido al sepulcro y han regresado con miedo y con gozo a la vez. Nos han contado que los guardias estaban también atemorizados. Pedro y Juan fueron seguidamente y han vuelto diciendo que no estaba el cuerpo de Jesús. Los dos que iban para Emaús también han regresado contando que han reconocido al Maestro al partir el pan. ¿Qué ha ocurrido? ¿qué decís? Esto suena todo muy extraño. Hace unas horas estábamos todos tristes por lo ocurrido y ahora llegáis con una alegría que nos contagia a todos. Que es verdad ¡El Señor ha resucitado! Verdaderamente ha resucitado.

Estas fueron las primeras experiencias pascuales. Estaba naciendo la verdadera fe en Jesús. Hasta este momento los discípulos no habían entendido nada o casi nada. Y ahora todo encajaba, todo se empezaba a comprender de manera distinta. Nacía así una nueva fe en principio vinculada al judaísmo, y hoy una fe que se extiende por toda la tierra.

¿Y tú, hermano? Quizás dices creer pero realmente no te has encontrado todavía con el Señor de la Vida. Esto no fue sólo la experiencia que tuvieron un grupo de privilegiados que convivieron con el Maestro hace dos milenios y que ahora recordamos. El Resucitado trasciende la historia y el tiempo y hoy se manifiesta igual. No nos llamemos a engaños. Si Cristo no ha vuelto a la vida, ya podemos empezar a olvidarlo todo. No perdamos nuestro tiempo hablando de un recuerdo. Ya se encargan los historiadores de hacer historia.

Nosotros no creemos en el sudario, ni en la piedra corrida, no seamos buscadores de un muerto, no hagamos arqueología para saber si resucitó. Nosotros somos seguidores de un vivo. Dios quiere la felicidad del hombre y lo ha creado, no para la muerte, sino para la vida. Este es precisamente el mensaje de la Resurrección: en la muerte hay vida.

Los cristianos de la Iglesia oriental, durante el tiempo de Pascua, se abrazan unos a otros mientras se dicen: Xristós anesti y contestan: Alethós anesti. ¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado! Toda una confesión de fe, más que un saludo. Recuperemos nosotros también esta tradición, tan sencilla y tan profunda a la vez. Feliz Pascua .

Miguel Angel Gamero

EL AMOR DE CRISTO TRANSFORMA AL MUNDO

No hay comentarios: